Durante los primeros meses de vida, los bebés no pueden regular la temperatura de su cuerpo de manera natural. Por eso, van a necesitar la ayuda de sus padres, que deben controlar que el recién nacido no pase frío o calor. Es muy común que los bebés lloren o hagan berrinches cuando tienen frío. En esta época del año, los padres deben chequear los distintos síntomas de enfriamiento cuando sus bebés se ponen molestos. El color pálido y el frío en las manos y pies significan que el bebé está pasando frío. Cuando tienen calor, en cambio, los pequeños no suelen avisar. El sudor o el enrojecimiento de las mejillas son signos claros de que el bebé está acalorado.
El cuidado en ambientes cerrados
Cuando los padres preparan el ambiente en el que dormirá el niño tienen que tomar ciertas precauciones. Para empezar, en la cuna no debe haber almohadas, almohadones o sábanas y frazadas pesadas. La razón es que hay que evitar cualquier objeto que pueda causar la asfixia del bebé. Recordemos que los recién nacidos son muy débiles, e incluso un peso que para nosotros es liviano para ellos puede ser inamovible.
La mejor opción para abrigar al bebé en la cuna sin usar sábanas son los enteritos de algodón o polar, ya que protegen todo el cuerpo del pequeño. Los más cómodos son aquellos que se abrochan por la entrepierna o los que tienen un cierre largo al costado, ya que permiten que los pañales se puedan cambiar más fácilmente. Cuando estos pijamas cubren también las manos, hay que tener que cuidado de que la ropa no se humedezcan, ya que los bebés se llevan constantemente las manos a la boca. La ropa húmeda absorbe el frío más rápido y lo mantiene durante un tiempo mayor.
Si los padres de todas maneras quieren usar sábanas, sólo deben tapar a sus hijos hasta debajo de los brazos, y cuidando de que la sábana sea liviana y esté tirante y bien acomodada en los costados de la cuna.
En el caso de tener calefacción en el cuarto, es conveniente prestar atención a que el bebé no esté muy acalorado. En estos casos hay que bajar la temperatura o quitar un poco de abrigo al pequeño. En caso de ser posible, algunos especialistas recomiendan usar termómetros para medir la temperatura del cuarto, y así poder proporcionar al bebé un ambiente agradable. Una buena temperatura sería de alrededor de 22º.
Precauciones en lugares abiertos
A la hora de salir a la calle, si hace mucho frío, es necesario que se cubra al bebé con un gorro o capucha. La mayor parte del calor del cuerpo sale por la cabeza, así que de esta manera estaríamos ayudando al bebé a mantener mejor su temperatura. Otra buena opción es abrigar al pequeño con una capa extra de ropa. Es muy útil ponerles camisetas de jersey o seda, ya que se humedecen menos que las de algodón. También existen algunos cochecitos con protección especial para el frío, que pueden cumplir la función de abrigo.
La persona que lleve al bebé debe estar siempre atenta a las manifestaciones de molestia del pequeño. A veces, caminar y llevar el cochecito hacen que la temperatura del cuerpo suba. Sin embargo, los bebés permanecen quietos, y por lo tanto sienten más el frío. La persona que lleve al bebé no debe dejarse guiar por la temperatura de su propio cuerpo.
Es necesario también cuidar la piel de los bebés, que es más sensible. El sol y el frío pueden irritarla fácilmente. Por eso, es recomendable que cuando salgan a la calle se les aplique un poco de crema humectante para bebés, que puede conseguirse en cualquier farmacia.
Fuentes: Janis Stones en National Network for Child Care, Babycenter.