Por lo tanto, ¿cómo hacemos para que ingieran menos sal? Ahí van algunos consejos:
1) Acostumbrarlos de chicos: los chicos aprenden a comer según lo que les damos los padres. Procuremos acostumbrarlos a las comidas con menor cantidad de sal y sodio. De esta manera, comer sano será una rutina para el resto de sus vidas.
2) No les demos un mal ejemplo: los chicos aprenden mucho imitando lo que hacen sus padres. Si cada vez que nos juntamos a comer nos ven poniendo grandes cantidades de sal en la comida, probablemente ellos hagan lo mismo. En todo caso, si queremos salar nuestro plato un poco más, tratemos de no hacerlo frente a ellos.
3) Si los chicos de todas maneras quieren el plato más salado, podemos utilizar algunas alternativas: usar jugo de limón, ajo, vinagre o especias.
4) Consultá las etiquetas de los productos, en las cuales se indica la cantidad de sal y sodio que llevan los alimentos. Luego, intentá elegir, de entre los alimentos que le suelen gustar a tus chicos, aquellos que tengan menos sal y sodio.
5) Evitar la mayonesa, la mostaza o la salsa de soja. En caso de que los chicos insistan con estos condimentos, optemos por aquellas marcas que tengan menor cantidad de sal y sodio.
6) Limitá la cantidad de snacks que comen: a todos los chicos les fascinan los snacks, pero no es bueno acostumbrarlos a que los coman. Los snacks tienen muchísima sal. Tratemos de que sean una excepción y no una rutina.