Durante el invierno, en muchos hogares se prenden las estufas a gas y se cierran las ventanas para combatir el frío. Por lo general, esto no suele generar problemas. Sin embargo, en algunos casos los defectos de los calefactores pueden producir fugas de monóxido de carbono e intoxicar a los miembros del hogar. Las consecuencias pueden ser fatales, provocando problemas cardiovasculares de mediano o largo plazo e incluso la muerte.
¿Qué son las fugas de monóxido de carbono?
Un calefactor a gas bien instalado y en perfectas condiciones debería quemar el monóxido de carbono, haciendo seguros los lugares calefaccionados. El problema es que los aparatos pueden fallar por diversas causas: malas instalaciones, faltas de ventilación (se necesita oxígeno para quemar el monóxido), acumulación de hollín, problemas en el quemador, etc.
Cuando los calefactores no queman el monóxido de carbono, se producen fugas. Respirar el monóxido intoxica a las personas; cuanto más tiempo pasen respirando en un ambiente contaminado, más altas serán las probabilidades de sufrir consecuencias graves para la salud.
Las fallas no suelen ser fácilmente identificables por quienes no son expertos. Sin embargo, algunas características indican que el calefactor está o puede estar fallando. Algunas importantes son la presencia de una llama amarilla o naranja (en vez de azul) o de manchas y suciedad en los aparatos o sus alrededores.
Síntomas de la intoxicación por monóxido de carbono
El monóxido de carbono no tiene olor, color ni sabor. Por lo tanto, resulta imposible identificarlo a través de los sentidos. A veces, su identificación se produce a partir de los síntomas que genera:
Dolores de cabeza;
Náuseas y vómitos;
Insomnio;
Desmayos.
Estos síntomas se suelen presentar de manera progresiva. Es posible que las personas no detecten las fugas de monóxido hasta que sea tarde para reaccionar.
Prevención
Como siempre, la forma más efectiva de evitar los problemas del monóxido de carbono es con la prevención. Si tenés calefactores a gas es muy importante que sigas las siguientes recomendaciones:
Revisá el aparato todos los años con un gasista matriculado.
Revisá periódicamente el aparato para ver si presenta alguna anormalidad.
Instalá detectores de monóxido de carbono.
Ventilá los espacios en los que usás los calefactores.
No pongas calefones de tiro balanceado en baños ni dormitorios.
No utilices el horno y/o las hornallas para calentar los ambientes.
Ante la aparición de síntomas, apagá los calefactores y visitá una guardia médica.