Suena el despertador bien temprano y en la cabeza resuena la duda: ¿15 minutos más o tomar el desayuno? Lamentablemente, muchos optamos por la primera opción y decidimos pasar la mañana sin desayunar o simplemente tomando un café rápido. La consecuencia es que nos perdemos "la comida más importante del día" según algunos estudios de la Universidad de Harvard. Pero, ¿qué nos perdemos exactamente cuando nos salteamos el desayuno?
Los beneficios del desayuno
Un desayuno sano puede colaborar con nuestra salud de distintas maneras:
Disminuye el riesgo de obesidad: según los estudios, las personas que toman el desayuno sentirían menos hambre durante el resto del día, por lo que tendrían menos probabilidades de comer de más y, por lo tanto, caer en la obesidad.
Disminuye los riesgos de ataques cardíacos y de diabetes tipo 2: las personas que desayunan tendrían mayor facilidad para estabilizar los niveles de azúcar. Los problemas de azúcar en sangre aumentan los riesgos de sufrir ataques cardíacos y diabetes tipo 2, por lo que el desayuno colaboraría en evitarlos.
Pero además, el desayuno nos sirve para reponer las energías consumidas durante la noche. Un desayuno sano nos permite encarar el día con mayor energía y, por lo tanto, con mayores probabilidades de aprovechar nuestras capacidades.
No cualquier desayuno aporta beneficios
Para los que se relamían pensando en las medialunas que se iban a comer para el desayuno de mañana, debemos aclararles que no cualquier desayuno es sano. El desayuno es positivo si es un desayuno sano. ¿Qué significa esto? Que al igual que en el resto de las comidas, debemos evitar los alimentos con altos niveles de azúcar, calorías, sodio y grasas saturadas.
Por eso, es importante prestarle atención a la calidad del desayuno. Las frutas, los cereales y los lácteos descremados son buenas opciones para hacer del desayuno uno de los pilares de nuestra salud.